Decidida a luchar por sus sueños, Irina Baeva tomó en 2011 –con apenas 18 años– una valiente decisión: dejar atrás su Rusia Natal para probar suerte en México como actriz de telenovela. Hoy, tras años de trabajo, esfuerzo y dedicación, la actriz protagoniza con éxito Vino el amor (Univisión), la telenovela más vista actualmente en Estados Unidos.
En entrevista con People en Español la actriz nos habla de su primera experiencia como protagonista y nos cuenta, entre otras cosas, cómo es trabajar con Gabriel Soto, quien da vida a su galán en el melodrama estelar de Univisión.
El protagónico llegó rápido. ¿Te lo esperabas?
Tal vez no tan pronto pero sabía que en algún momento iba a llegar. He trabajado mucho desde que llegué a México y el trabajo duro siempre trae sus frutos. Si después de mi personaje de Daniela en Pasión y Poder me hubieran dado otro papel, no necesariamente protagónico, en otra historia, hubiera estado igual de contenta y le hubiera echado todas las ganas. Pero las cosas pasan por algo y los tiempos de Dios son perfectos. Me tocó darle vida a Luciana en Vino el Amor. Es un gran reto y estoy asumiendo toda la responsabilidad de este, trabajando muy duro y poniendo todo de mi parte para que la gente disfrute del resultado.
¿Qué es lo que más te gusta de Luciana?
Luciana es una protagonista algo atípica. No es víctima de las circunstancias. Es una mujer noble, con un gran corazón pero que no se deja ante nadie y siempre lucha por lo que quiere. Las cosas que vivió la hacen ser una mujer fuerte y valiente por eso siempre exige respeto, pelea por lo justo y, además, expresa su opinión, incluso si no se la preguntan.
¿En qué aspectos te identificas con el personaje?
En muchos. Cuando leí por primera vez la psicología de Luciana pensé que el personaje no tenía nada que ver conmigo y que me costaría muchísimo trabajo encontrar cosas en común. Pero luego resultó que estaba equivocada. Igual que Luciana, soy una persona apasionada por mi trabajo, sólo que en el caso de ella es la ingeniería agrónoma y enología y en el mío es la actuación, pero igual puedo pasar horas trabajando y lo disfruto muchísimo. Otra cosa que tenemos en común es que las dos ponemos a la familia y a los seres queridos por encima de todas las cosas. Igual que Luciana soy una persona franca y sincera y digo las cosas como son sin darle tantas vueltas al asunto. Eso luego trae problemas porque la gente mexicana, por ejemplo, no está acostumbrada a eso.
¿Cómo es el ambiente de trabajo de la telenovela?
De lo más agradable. A estas alturas ya formamos un familia, tanto el elenco como el equipo de producción. Nos apoyamos mutuamente en el set y fuera bromeamos, nos divertimos, la pasamos bien. Al mismo tiempo sabemos cuando es el momento de concentrarse en el trabajo. El proyecto es, sobre todo, trabajo en equipo y nos necesitamos unos a otros para sacar el mejor resultado posible.
¿Cómo es trabajar con Gabriel Soto?
Gabriel es una gran persona y un gran compañero. Hacemos muy buen equipo porque los dos estamos en el mismo canal. Tiene más de 20 años de carrera y por lo mismo muchísima experiencia, y, sin duda, hay mucho que aprender.
¿Qué has aprendido del actor?
Creo que, sobre todo, su humildad, sencillez y disciplina. Los dos trabajamos de memoria, a pesar de que es más complicado y más trabajo porque luego te tienes que aprender más de 20 escenas al día. Gabriel siempre tiene buena energía y pura vibra positiva que siempre se agradece porque ayuda mucho al ambiente de trabajo. Además, es un gran amigo, sé que podría contar con él para lo que necesite. Y es mutuo.
¿Qué es lo que te resulta más difícil a la hora de darle vida al personaje?
Creo que una de las cosas más complicadas son las escenas de enfrentamientos que tiene ella con diferentes personajes. Encontrar el equilibrio para que no parezca peleonera y no caiga mal es, sin duda, una de las cosas que más trabajo me cuesta.
Parte de la telenovela se graba en Estados Unidos. ¿Cómo ha sido grabar en California?
Ha sido increíble la experiencia. Grabamos en el viñedo Viansa que está en Sonoma, California. El lugar es bellísimo. Desde la primera vez que fuimos quedé impresionada con esa locación, parece pintura. Además, toda la gente que nos recibe allá son muy lindos, nos consienten mucho y nos brindan su apoyo y facilitan mucho el proceso de grabaciones.